domingo, 20 de julio de 2008

Raymond y la realidad.

Un viejo amigo mío decía siempre a propósito de su trabajo: “la fotografía es una mentira”. Y estoy de acuerdo con esta afirmación.
Me hace mucha gracia cuando algún fotógrafo se pone a hablar (sin ningún tipo de pudor) sobre la realidad. Pues hay que ser osado para asegurar que uno mismo, armado con ese aparatucho llamado cámara, es capaz de captar la realidad. No creo, es más, afirmo, que esa sea una cualidad del invento en cuestión. No veo ninguna relación entre una cámara fotográfica y la máquina de la verdad.
Hoy mientras releía algunos relatos de Raymond Carver, reencontré este texto en uno de mis favoritos; caballos en la niebla. Dice lo siguiente:

“Me gustaría poder decir que fue entonces, en el instante en que de pie en medio de la niebla la vi alejarse en el camión, cuando recordé una fotografía en blanco y negro en la que se veía a mi mujer con su ramo de novia. Tenía dieciocho años. “No es más que una niña”, me había gritado su madre un mes antes de la boda. Se había casado conmigo unos minutos antes de que se hubiera tomado aquella fotografía. Está sonriendo. Está a punto de echarse a reír, o acababa de hacerlo hace unos instantes. Tiene la boca abierta mientras mira hacia la cámara con gesto de felicidad estupefacta. Está embarazada de tres meses (la cámara no lo registra, como es lógico). Pero si lo está, ¿qué importa?”

Creo que no tengo nada más que decir, o sí… que mi viejo amigo ya no se dedica a la fotografía sino que talla madera y construye muebles rústicos.

2 comentarios:

eduardo guerra dijo...

Lease usted "La Carretera" de Cormac McCarthy, creo que te gustará.
Y sí, la fotografía miente

Juan Plaza dijo...

Bueno Dani... esto puede ser el cuento de nunca acabar; pero diré una cosa: la fotografía capta lo que está delante de ese aparatucho "a su manera". Sus maneras, sus leyes, están regidas por la física, una ciencia poco sospechosa de mentir, a priori. Diría más bien que los que mienten son los fotógrafos mentirosos, pero son ellos mismos los que fabrican las pruebas que los delatarán, con la inestimable ayuda del tiempo. Esa es la grandeza de la fotografía.